Un esqueleto inquieto. Mariam

Un esqueleto inquieto.
Erase una vez un niño al que no se le daba bien aprender el nombre de los huesos. Entonces sus padres le compraron un esqueleto de juguete. Ese mismo día lo monto y lo dejó al lado de la nevera en la cocina.

Al día siguiente lo encontró en su habitación al lado de la cama. Ese día por la noche se quedó despierto para ver si el esqueleto cobraba vida. Pero justo en ese instante oyó una música. Bajo a la cocina en silencio y vio al esqueleto bailando.

A la mañana siguiente se lo dijo a su padre pero no lo le creyó. Luego probó con su madre pero  tampoco funcionó. Entonces puso cámaras por toda la casa. Más tarde enseñó las grabaciones a sus padres.

Un día después los padres tiraron al esqueleto en el contenedor. Pero no funcionó, porque cada noche el esqueleto volvía a la casa para hacer algo malo para que castugaran al niño.
El niño estaba harto de que le castigaran, llamó a la policía y les dijo todo. Desde entonces esa familia ya no tuvo problemas.



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